jueves, 10 de septiembre de 2015

Reprimenda del Pasado

¿No te has percatado de que cuando te miras en el espejo comienza a asomar tímidamente el reflejo de tu madre?
Susto, ¿verdad? ¡Pues eso!… ¿qué estás haciendo conmigo?
Recuerda que cuando eras yo, tus planes vitales eran, digamoslo suavemente, totalmente diferentes a los actuales, ¿es o no es?
¿Entonces?… rutina, trabajo, rutina, familia, rutina (¡puff!) no son compatibles con existir mientras exploramos cuevas en la Capadocia, hacemos auto-stop por Europa, nadamos en calas desiertas en Grecia o fumamos hachís tabaco aromático en Marruecos.
Cuando eras yo suponías que la vida se iba a resumir en una constante sucesión de ese tipo de aventuras. ¿Cómo ibas tan siquiera a sospechar que el futuro te sorprendería con tu no-aventurero marido cuyos viajes más arriesgados se resumen en que no vaya nadie a recogeros al aeropuerto?
De acuerdo. Está bien. Es otra forma de viajar: evolucionamos y cogemos gusto a las camas cómodas, a las duchas limpias, a la comida caliente…
Pero reconocelo: ¡me echas de menos!
Añoras la libertad de un futuro sin reservas, el vértigo de lo desconocido, incluso la incomodidad de lo improvisado y, sobre todo, las infinitas posibilidades de un presente intenso.
Tú, que ibas a recorrer el mundo con tu bebé en una mochila, te descubres pasando las vacaciones con tu marido, tu hijo, tu madre y una tumbona de playa.
Ahora que ya pasas de los cuarenta, que me ves de tan lejos y tan
 descerebrada inquieta, lo contemplas desde fuera, como si todo fuera una realidad perteneciente a otra existencia que agotaste antes de ser quien ahora eres.
No quieres renunciar a la seguridad que has ido logrando, a la madurez, ni a tu nueva visión del mundo.Por lo tanto empiezas a creer que ya no hay marcha atrás, que ya jamás volverás a ser yo.
No tengo ni tu edad ni tu experiencia pero a pesar de ello, o precisamente por eso, estoy plenamente capacitada para decirte alto y claro que por supuesto que no vas a volver a tener veinte años (ni falta que te hace), pero sigues siendo yo.
¿Has perdido acaso tu curiosidad, tu entusiasmo, tu espontaneidad? ¿De verdad crees que alguna vez has dejado de ser quien eres?
Supongo que en tus actuales circunstancias es difícil retomar algo que perdiste hace tanto, pero no se trata de volver a tu antigua vida, solo de recuperar una parte de ella. Esa que añoras con tanta fuerza como para haberme obligado a venir…
Alguien dijo que el primer paso no te lleva a donde quieres pero te saca de donde estás ¡Ya estás tardando!
Imagina un lugar lo suficientemente sugerente ¿Angkor? Estupendo.
Busca una foto y mándasela a Amaia. Adjunta un comentario escueto: 
                       “Pon la fecha, yo el lugar”                                         
Perfecto.
Y ahora a esperar.
Ojalá tengamos suerte  y el mail lo reciba la parte de Amaia que tengo a mi lado comiéndose el mundo…